Del 14 al 16 de febrero del 2020 me sumergí en la Startup Weekend de Burgos, en una de las experiencias de las que más he aprendido a lo largo de mi vida emprendedora.
Con la maravillosa idea de María, una diseñadora gráfica, formamos un equipo de personas que sin conocernos de nada, logramos ser ganadores del premio rural, que ese año se daba por primera vez. El proyecto, al que llamamos RURARTE, no pasó de crear un Facebook y un Instagram, pero si que conseguimos hacer un evento online, al que muchos artistas se sumaron generosamente. Nos acababan de encerrar por la pandemia del COVID y durante tres días, quiero creer que pudimos entretener a nuestros seguidores con un cartel en el que había ilustradores, fotógrafos, pintores, bailarines, escultores y escritores.
En ese momento yo no conocía la Economía Naranja, ni los beneficios que puede aportar para el mundo rural, pero sin querer ya estaba empezando a darme cuenta de que las industrias culturales y creativas tienen mucho que ver con el turismo.